11.27.2018

"Selección natural" - Cecilia Szperling - Adriana Hidalgo, 2006



El mapa de una ciudad es un deseo de organizar la población. Los trazados, los espacios, las zonas delimitan recorridos, dictan posibles apropiaciones. Sin embargo, y esto pienso es uno de los ejes de la novela de Szperling, las apropiaciones de una ciudad se dan en gran medida por afuera de esos recorridos pre-establecidos. La resistencia al trazado urbano, los caminos tangenciales, las diagonales que se desentienden de calles y veredas parece ser uno de los deseos más profundos que guían el deambular de los personajes de “Selección natural”. Posible reflejo de otro deseo tan profundo pero más consciente: el escapar del recorrido familiar, del mandato del deberás ser, de la aparente selección natural.
Los personajes de Szperling atraviesan la ciudad como esas líneas rojas que marcan el recorrido del avión del héroe sobre el mapa de territorios desconocidos. Aunque en la novela el trazado es solo sobre la ciudad de Buenos Aires y la línea roja se multiplica. Y no sobrevuelan, se hunden en subsuelos olvidados, se internan en departamentos de ventanas y puertas constantemente abiertas, en barrios privados. Son ingresos intempestivos: vehículos que arrasan jardín y mansión; jóvenes que huyen hacia abajo del consumo del shopping; médicos que deambulan por pasillos vacíos de hospitales desiertos. El verbo es atravesar. Y en este atravesar también las vidas son atravesadas: Emma atraviesa la vida de Fedra (y viceversa); Cosme atraviesa la vida de Emma; las vidas, como obliga la ciudad, se atraviesan con la violencia que el ritmo urbano exige.
Creo que lo intempestivo también está en este atravesar de las vidas. No es el cruce de miradas casual entre el transeunte y el pasajero del colectivo a través de una ventanilla: los protagonistas se atraviesan lastimando, marcando, dejando restos propios en ese atravesar el otro.
Nada, ni nadie, queda igual después de estos cruces.
Curioso: no recuerdo resistencias efectivas en este atravesar y dejarse atraverse. Hay una naturalidad, algo de inevitable, en la aceptación de estos cruces. Hay proyectos y deseos de resistencia (el cambio de vida, el cambio de identidad, el proyecto futuro que cambiará un presente agobiante), pero los protagonistas no logran ir más allá de este plan.
Cierro: el proyecto de los protagonistas es el plano de la ciudad; las vidas de Emma y su círculo son lo que hacemos en ese plano, que raramente se termina adaptando a aquello que otros (personas distintas, nosotros en un pasado) proyectaron. 

2.01.2018

"Fundación" - Isaac Asimov

    Nota preliminar: la primera información que recibimos de los psicohistoriadores fue durante el recital que realizó Felix Amadeo junto a Juan Pedro De Amici en el patio del local. Su mención, casi al pasar, como previa a un tema fue recibida y cuestionada por la audiencia. En sus caras leímos el terror de un conocimiento que no se debía divulgar entre no iniciados. Esta mueca de espanto, se volvió lote casual (¿o causal?) de libros usados una semana después. Hoy sospechamos que los psicohistoriadores también habían anunciado este recital, este encuentro con libros usados, esta reseña y tu lectura.

    El anuncio de los sabios se encuentra inscripto en los márgenes de una edición de bolsillo de un libro de Claudio María Dominguez apenas disimulado en un listado manuscrito de compras de almacen.


    Piedra fundacional de una saga que vuela cabezas fácilmente. En un futuro, los psicohistoriadores han anticipado el final del Imperio. Ciencia profética, adivinación precisa y matemática, la psicohistoria se ha vuelto infalible: la civilización humana, aunque desperdigada por la galaxia va a colapsar hasta casi desaparecer en un extenso período de cinco mil años o más. La tarea, que no es poca, es reducir el impacto para que el período de oscurantismo no se extienda más allá de un milenio. Para esto hay un plan, que poco a poco, con el pasar del tiempo se irá revelando.
    Una saga que abarca un arco de mil años, saltos temporales de varias décadas entre capítulo y capítulo, un número enorme de personajes principales y una lectura MUY llevadera (cómo lamentamos que en el lote no viniera el segundo tomo), Fundación es una de las madres de todas las sagas de ciencia-ficción (dignas, indignas y de consumo rápido) que andan pululando.
    Escrita en la década del cincuenta y pensanda como un proyecto de vida por Asimov, bien justifica cierta soberbia sobre su creatividad y facilidad para la escritura que se autodestaca el escritor en el prólogo a la edición de El hombre bicentenario.
    Propuesta de lectura: ¿la caída del Imperio no es una lectura de una decadencia del hombre desde el Renacimiento hasta el Lado Oscuro del capitalismo? Por estos lados nos costó no seguirla en esta clave.
    Reseña breve y sin spoiler, que los clásicos con eso solo se defienden.






1.27.2018

"El lienzo" - Benjamin Stein

“El lienzo” de Benjamin Stein

Adriana Hidalgo Editora, Buenos Aires, 2015

Traducción de Claudia Baricco

480 páginas

    El recurso es remanido: novela de doble entrada. Dos relatos en paralelo que se encuentran en el medio del libro. Cualquiera de los dos inicios ofrece una lectura “pasiva”, lineal, o la posibilidad de una lectura intercalada de los capítulos de cada historia. Sí, huele a Rayuela, a Elige tu propia aventura para sibaritas intelectuales de barba, pipa y biblioteca de fondo, a recurso que busca engordar una historia floja. Soy lector paranoico y desconfiado, en toda forma rebuscada sospecho el disimulo de un contenido débil.
    Pero debo reconocer también: soy fanático de Rayuela y cada vez que escucho o leo críticas que entran a pegarle por su estructura, que hablan de un añejado antes que de buen vino, de algo bastante avinagrado, me duele. Quizás porque ese amor hacia Rayuela se apuntala en el recuerdo de aquella primera lectura de adolescencia, una revindicación de aquel Cortázar que me sorprendió a los diecisiete años, una defensa melancólica, medio tanguera, más de lo afectivo que de lo literario. Quizás porque me cuesta reconocer que ha envejecido mal y que hoy puede resultar más efectivo la llegada al planeta Última del mítico Dentro del ovni 54-40 que las idas y vueltas entre Berthe Trepat y las morellianas en un bodoque difícil de manejar (ni hablar si es una de esas ediciones de bolsillo a las que nos acostumbraron desde los noventa – sí, también es un objeto fetiche: colecciono ediciones de Rayuela – ).
    Todo eso, quizás. Pero, insisto, no puedo dejar de engancharme con esta idea de leer que rompe con la linealidad, de avanzar, siempre para adelante hasta el final. Entonces, El lienzo por ahí me ganó, primeramente. Y ese triunfo de contratapa, de solapa marketinera disfrazada de biografía y comentario crítico, no hubiese durado más que un par de capítulos (afortunadamente, los cuarenta me encuentran sin la culpa de abandonar libros luego de años de lecturas hasta el final porque los mandamientos de Sarmiento, y las señoritas de la primaria, y el control de lectura, y los textos completos que entran en el final, y etc). Y la noche avanzó y el libro no lo abandoné, porque hay algo en la construcción de “El lienzo” que excede este jueguito de la estructura, esta aparente escritura a dos manos, este juego de espejos, de dobles, de apariencias y sustituciones. Hay una lógica narrativa que no discrima fuentes: la lógica de las series que activan una abstinencia de la continuidad y que obliga a meterle al siguiente capítulo; la tensión entre historia y ficción (la misma novela se basa en hechos verídicos, dicen); el chichoneo con elementos fantásticos; el exotismo (para mí) de la tradición judía; la referencia histórica, política y cultural constante (inevitable sorprenderse con las menciones a Puig y a Gabriela Mistral); la vuelta de tuerca inesperada como eje estructurante; la cuestión de la divinidad, la religión y la fe; los recuerdos, la memoria y la verdad. Mikvaot (un concepto clave para la novela y hasta ahí llega mi spoiler) diversas en donde el relato se hunde una y otra vez para purificarse y renacer renovado en cada capítulo.
    Hay de todo, sí, y bien engarzado y es ahí en donde la novela de Stein, como Los hombres son golpeados por la pelota funciona a varios niveles: lectura de verano, novela de tensión, narrativa de alto vuelo, libro que pide relectura, nudo de colectoras y bajadas a otras búsquedas, lectura pipona que no empacha y que la acomoda en mi estantería hipotética y calvinesca a la diestra de “Rayuela”. Digo: no es poco y bien vale para reiniciar este espacio.